Alocutio de diciembre 2013

San Juan Bautista y la Legión

San Juan Bautista es una de las figuras claves en el tiempo de Adviento. Ciertamente, es una de las figuras fundamentales en toda la historia de la salvación. Nos presenta el Nuevo Testamento, así como nos presenta específicamente a Jesús. De hecho, no tiene otro propósito más que presentar a Jesús al mundo, y a cada uno de nosotros. Toda su identidad está ligada a señalar a Jesús. Prepara al mundo para la Navidad y el insuperable misterio de la Encarnación. Por lo tanto, no sorprende que tenga un lugar tan especial en la Legión, y en la devoción de cada legionario individual. Como señala el Manual, “es el que está relacionado más íntimamente con la espiritualidad legionaria, si exceptuamos al glorioso San José”. Por supuesto, san Juan no es sólo una figura del pasado, sino que está vivo en la Iglesia y puede asistir especialmente a todos aquellos que comparten su misión de prepararle el camino a Nuestro Señor en su venida a las vidas de hombres y mujeres contemporáneos. El Manual declara categóricamente: “fue el prototipo de todos los legionarios: como precursor, fue delante del Señor para prepararle el camino y enderezar las sendas”.
A primera vista podría resultarnos no tan obvio que Juan es el prototipo de todos los legionarios. A veces es retratado más como demasiado severo y pronto a condenar, que como la clase de persona que sería un amigo alentador. Pero la realidad es que él nos da el mejor mensaje posible. Nos señala a Jesús con la mayor claridad y entusiasmo posibles. “Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. No podemos oír mejor mensaje que ese.
Además, somos profundamente impactados por la absoluta humildad de este hombre. Esa es una de las cualidades más queridas de la Legión. Él proclama que no es digno ni siquiera de desatar las sandalias de nuestro Señor. E insiste en que el Señor debe crecer y él debe disminuir. Este es seguramente un principio básico para toda forma de apostolado, y especialmente para el apostolado de la Legión. Recordamos cuán entrañablemente nuestro Señor amó a San Juan, y entonces no podemos amarlo menos. “Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista”.
El Manual nos da otra razón para ver a Juan el Bautista como el prototipo de todos los legionarios: “Además, su formación espiritual la recibió de la misma María, como la deben recibir todos los legionarios”. Recordamos las palabras de Isabel a María: “Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno”. Debe haber un profundo gozo también en el legionario que se permite ser formado por María para el discipulado y la misión. Amerita reflexionar profundamente en las notables palabras de nuestro Manual: “El episodio de la Visitación presenta por primera vez a nuestra Señora en su calidad de Medianera de la divina Gracia, y a San Juan como el primero en beneficiarse de dicha mediación. No es extraño, pues, que a San Juan se le mirara desde un principio como patrón especial de la Legión y de cuanto la Legión emprende, en sus contactos personales, visitas, etc., porque todo ello no es más que un esfuerzo para colaborar al oficio mediador de la Santísima Virgen”. Nosotros también estamos llamados, como San Juan Bautista, a responder a la voz de María siempre y en todas partes.
El Manual nos da otra convincente razón de por qué la Legión tiene un lugar especial para Juan el Bautista en su esquema general: “San Juan -elemento integrante de la misión de nuestro Señor- tiene que entrar necesariamente en cualquier organización que busque perpetuar dicha misión”. El Manual cita entonces al Cardenal Danielou: “Si Jesús es siempre ‘El que ha de venir’, San Juan es igualmente ‘el que va delante’; pues la economía de la Encarnación histórica de Cristo continúa en Su Cuerpo Místico”.
Finalmente, hay otra conexión estrecha entre San Juan Bautista y la Legión, y aunque no se hace explícita en el Manual, en líneas generales está todo ahí. Toda la enseñanza de Juan puede ser resumida en sus palabras iniciales: “Arrepiéntanse, porque el Reino de los Cielos está cerca”. La palabra “arrepentirse” viene del latín “repensare” , pensar de nuevo, cambiar de dirección, dar media vuelta. La palabra griega subyacente es “metanoia”, que significa conversión, hacer un nuevo y radical comienzo. Conversión es la palabra clave en la predicación de Juan el Bautista. Y el Nuevo Testamento está lleno de historias de conversión. Lo común a todas estas historias es el hecho de que la conversión significa encontrarse con Nuestro Señor y hacer de Él el centro de la vida de la persona. Este es el propósito de todas las formas de evangelización –facilitar un encuentro entre Cristo y la persona. Esta fue la misión esencial de Juan el Bautista, y es también la razón de la existencia de la Legión. Si tuviéramos que escribir una lista de las diez palabras claves en el vocabulario de la Legión, “conversión” estaría bien arriba. En una de sus visitas a Roma, le preguntaron a Frank Duff qué le diría a la Legión de todo el mundo si tuviera la oportunidad. Sin dudarlo, resumió todo lo que quería decir en una palabra: Conviertan. Que la Legión se dirija una vez más a Juan el Bautista y a nuestro fundador, Frank Duff, para preparar el camino al Señor en cada parte del mundo y en las mentes y corazones de todos los hombres y mujeres contemporáneos. Amén.