Allocutio de Marzo 2014 – Reunión de Concilium por el Padre Bede McGregor OP

El Papa Francisco - Reflexiones sobre la Virgen.

Pronto llegaremos, una vez más, a la Solemnidad de la Anunciación del Señor, momento en que la Legión del mundo entero renueva su consagración a María en la ceremonia que llamamos el Acies. Nuestro Fundador, Frank Duff, ha escrito algunas palabras contundentes en el Manual sobre el lugar del Acies en la vida del legionario individual y de la Legión como un cuerpo. Pienso que sería de ayuda recordar estas palabras una vez más: “Puesto que el Acies es el gran acto central del año para la Legión, es necesario subrayar la importancia de que acudan todos los socios. La idea fundamental de la Legión -en que estriba todo lo demás- es que se trabaja en unión con María, su Reina, y bajo su mando. El Acies es una declaración solemne de dicha unión y dependencia, la renovación -individual y colectiva- de la declaración legionaria de lealtad. Si algún legionario, pues, pudiendo acudir a la función, no acude, da a entender manifiestamente que no tiene nada o muy poco del espíritu de la Legión, y que no la beneficia gran cosa con haberse alistado en sus filas”. Cuandoquiera y dondequiera que hay continuos malentendidos, conflictos o problemas sin resolver entre los miembros de la Legión, a cualquier nivel, es casi siempre debido fundamentalmente a un fracaso en el espíritu de nuestra consagración a María. El Acies debería ser realmente un tiempo para la curación, para el gozo espiritual y la renovación. Debería marcar un nuevo impulso para todas las formas de nuestro apostolado.

El Manual también nos aconseja no pronunciar la breve fórmula de consagración: “Soy todo tuyo, Reina mía, Madre mía y cuanto tengo tuyo es” de una forma mecánica o irreflexiva. Sugiere que podría ser una preparación de ayuda estudiar una vez más la Síntesis Mariana que se encuentra en el apéndice 11 del Manual. ¿Podré este año, para variar, compartir con ustedes unos pensamientos del Papa Francisco que pueden ayudarnos a renovar nuestra consagración con mentes mejor informadas y corazones más abiertos?

En su peregrinación a Brasil, al precioso santuario de Nuestra Señora de Aparecida, él dijo: “La Iglesia, cuando busca a Cristo, llama siempre a la casa de la Madre y le pide: «Muéstranos a Jesús». De Ella se aprende el verdadero discipulado. He aquí por qué la Iglesia va en misión siguiendo siempre la estela de María”. Es una hermosa forma de expresar la enseñanza de San Luis María de Montfort, la enseñanza de la misma Iglesia desde el principio: A Jesús por María. Este es el plan eterno de Dios: dar a Jesús al mundo a través de María, y nuestra consagración a Ella es un reconocimiento profundo de ese hecho histórico y teológico.
En su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, La Alegría del Evangelio, hay una bella sección sobre María, Madre de la Evangelización. Las palabras de apertura me parece que expresan la espiritualidad legionaria clásica. Escribe: “Con el Espíritu Santo, en medio del pueblo siempre está María. Ella reunía a los discípulos para invocarlo (Hch 1,14), y así hizo posible la explosión misionera que se produjo en Pentecostés. Ella es la Madre de la Iglesia evangelizadora y sin Ella no terminamos de comprender el espíritu de la nueva evangelización”. Primero, estas palabras parecen ser un eco de la sentencia de S. Luis María de Montfort: “Donde está María, está el Espíritu Santo”. Por supuesto, también para la Legión la absoluta inseparabilidad de María y el Espíritu Santo es una convicción fundamental. Muchas personas fuera de la Legión –y tal vez algunas dentro- no terminan de darse cuenta de que el legionario hace la promesa legionaria al Espíritu Santo. No podemos tener a una sin el otro. Esta es una importante verdad que debemos celebrar en el Acies. María nunca olvidaría las palabras del Ángel en la Anunciación: “El Espíritu descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”. No es extraño que María condujera a la naciente Iglesia apostólica a abrirse a la venida del Espíritu Santo. Y no puede sorprender que una organización que lleva el nombre de María deba comenzar cada reunión invocando al Espíritu Santo para volver a encender la experiencia del cenáculo entre ellos.

El Papa Francisco nos dice que “sin Ella no terminamos de comprender el espíritu de la nueva evangelización”. La Legión ha apreciado esta verdad desde los mismos comienzos. De hecho, siempre ha creído que no hay apostolado verdadero, nuevo o antiguo, de ninguna clase, sin María. Ella es la Madre de toda evangelización.

Desafortunadamente, puedo sólo raspar la superficie de esta Exhortación Apostólica del Papa Francisco en el curso de una Allocutio relativamente corta. Pero permítanme terminar con un último pensamiento simple del Papa Francisco. Él escribe: “Es allí, en los santuarios, donde puede percibirse cómo María reúne a su alrededor a los hijos que peregrinan con mucho esfuerzo para mirarla y dejarse mirar por Ella. Allí encuentran la fuerza de Dios para sobrellevar los sufrimientos y cansancios de la vida. Como a san Juan Diego, María les da la caricia de su consuelo maternal y les dice al oído: «No se turbe tu corazón… ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?»”. Sé que cuando renovamos nuestra consagración a María en el Acies, podemos estar predominantemente atentos a qué queremos darle a María; somos conscientes de que estamos emprendiendo y los esfuerzos que intentamos hacer para expresar nuestro amor a María. Pero es de importancia suprema que recordemos su compromiso absoluto con nosotros como nuestra Madre y amiga más querida. Como el Señor, Ella nos ha amado primero y nunca abandona nuestro lado. Que este año el Acies sea un tiempo de gracia especial, alegría y luz para todos nosotros. Amén.